Seamos sinceros. Muchos de nosotros no somos los mejores comunicadores. Evitamos hablar de los problemas y tenemos miedo de levantar el teléfono, es decir, de hablar con alguien. Sin embargo, no tenemos ningún problema en usar nuestros teléfonos para hacer cualquier cantidad de cosas que nos distraigan de lidiar con un problema, cara a cara. Nos encanta escondernos detrás del santuario de nuestras pantallas.
Por supuesto, el problema no es solo tu teléfono. Hemos perdido la capacidad de comunicarnos de manera eficaz, lo que genera mensajes confusos, falta de comunicación y, finalmente, conflictos. En el lugar de trabajo, los conflictos y los desacuerdos mal gestionados matan la productividad y la eficiencia. En casa, puede llevar a un resentimiento continuo que perdura como una niebla implacable.
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La mejor manera de comenzar una conversación de alto riesgo es identificar la raíz del problema. Recuerda; es posible que se esté contando una 'historia' que es completamente inexacta, lo que afecta la resolución de su problema. Si aborda la discusión con esto en mente, estará más abierto a escuchar el lado del argumento de la otra persona, lo que establece el tono para la resolución, desde el principio.
Es mas facil decirlo que hacerlo. ¿verdad? Pero si puede volverse más consciente de lo que está haciendo para sabotear su comunicación, habrá dado el primer paso hacia soluciones más constructivas.
Si sucumbe a alguno de estos hábitos, puede que sea el momento de repensar su estilo de comunicación:
1. Mira tu teléfono .
Ver a alguien desplazarse por los mensajes de texto, el correo electrónico y las notificaciones de las redes sociales irritará a cualquiera con quien esté en una conversación. ¿Recuerda el edicto del gurú espiritual Ram Dass? 'Ser. Aquí. Ahora.' En pocas palabras: manténgase alejado del teléfono y brinde a la otra persona el respeto de toda su atención.
2. Utilice las palabras 'siempre' y 'nunca'.
Las palabras 'siempre' y 'nunca' son amplias generalizaciones que a menudo son erróneas. Declaraciones como 'Siempre haces esto ...' o 'Nunca haces eso ...' pondrán a otros a la defensiva. Asuma la responsabilidad personal de su participación en cualquier conversación. Sea dueño de sus sentimientos sin acusación y hable desde una perspectiva personal. Intente, 'Siento esto cuando ...'. Hacerse cargo de sus sentimientos siempre será recibido de manera más positiva.
3. Levante la voz.
Todos tenemos una respuesta de lucha o huida. Cuando alguien levanta la voz o desafía nuestras ideas, nuestro reflejo de 'lucha' se activa. Además, nada apaga a la gente más rápidamente que los gritos y la intimidación. Así que mantén la calma.
4. Interrumpa a la otra persona.
¿No puedes esperar para hacer tu punto? Todo lo que la otra persona puede oír es intervenir. La clave es escuchar para comprender. Haz una pausa antes de hablar. Si no está asimilando el otro lado de la discusión, ¿cómo puede resolverlo?
5. Sea autoritario.
Tratar de controlar el resultado de una conversación nunca funciona y conducirá a una mayor alienación. Dejar ir el control puede, a veces, ser su arma secreta. Esté abierto a los sentimientos de la otra persona y controle su ego en la puerta.
6. Proyecte una actitud negativa.
Una actitud de mente cerrada exhibida en su tono, expresiones faciales y lenguaje corporal no le servirá para superar una disputa. Cuando permanece abierto y dispuesto a recibir el punto de vista de la otra persona, la marea cambiará hacia un diálogo más solidario y un resultado complaciente.
7. No digas nada en absoluto.
El 'trato silencioso' o la falta de interacción dará lugar a malos entendidos y frustración. El diálogo saludable requiere la participación de participantes dispuestos. Si la conversación se pone acalorada, es perfectamente saludable respirar unas cuantas veces y hacer una pausa para recuperar la compostura. Si es necesario, pida retrasar la conversación si necesita más tiempo para calmarse, pero no se aleje ni se rinda.
8. Lenguaje corporal hostil.
¿Brazos cruzados? ¿Sin contacto visual directo? ¿Señalar con el dedo? Acaba de perder el respeto y la atención de la persona con la que está conversando.
9. Hágalo todo sobre usted.
En lugar de hablar todo el tiempo, pregunte por los pensamientos e ideas de la otra persona sobre el tema. Haga todo lo posible para ver el problema desde ambos lados. Lo que te dices a ti mismo sobre cualquier situación nunca es cien por ciento exacto, y no siempre tienes razón en tus ideas y suposiciones preconcebidas.
10. Maldecir y jurar.
Esto puede parecer obvio, pero vale la pena repetirlo. Puede suceder, después de todo, somos humanos. Sin embargo, su punto estará completamente fuera de lugar si constantemente condimenta su conversación con lenguaje ofensivo.
11. Saque conclusiones precipitadas.
El antídoto contra las suposiciones y el juicio es siempre este: haga más preguntas. Busque más información para asegurarse de que ambos estén en la misma página. En aras de la claridad, resuma lo que se dijo. Intenta, 'Entonces lo que te escucho decir es ...'
12. Mantenga un aire de indiferencia.
Si la otra persona ve que eres apático, tus posibilidades de reconciliar un problema son muy escasas. Aborde el diálogo con empatía y compasión, y asegúrese de mantener o mejorar la autoestima de la persona.
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13. Haga comentarios sarcásticos.
Si bien puede resultarle útil añadir sarcasmo, no es una táctica eficaz durante una conversación de alto riesgo. A menudo es un mecanismo de autodefensa que puede ser arriesgado y demasiado abierto a interpretaciones. Hay mejores formas de exponer su punto de vista.
14. No decir 'gracias'.
Hay un gran poder en una actitud de gratitud. Siempre agradezca a la persona y reconozca su tiempo y ancho de banda en su contribución a la conversación.
15. Estire la verdad.
Exagerar su versión de los hechos y aumentar su hostilidad solo puede conducir a un resultado: la interrupción de la comunicación. Cíñete a los hechos y solo a los hechos.